SUBURBIOAZUL

2003-2010

Suburbio Azul o La revolución dormida en el aceite sonoro

Las aves nocturnas conversan lánguidamente, mientras las tinieblas de la ciénaga van arropando al bosque con su húmeda fragancia. Lodosas voces entonan odas inmemoriales. Las almas se agitan. Una luz mortecina perfora la oscuridad, reafirmando su sobria elegancia. Es la ventana de una guarida en la espesura de la noche, dónde habita el Forjador de Sonidos, entregándose completamente a su trabajo, modulando y transformando las frecuencias, escuchando a poetas incomprendidos o muertos en medio del humo de sus pensamientos, rebobinando cintas entre el crepitar de transistores enmohecidos, recuperando las asonancias perdidas en el magma congelado de las ondas de radio, amasando crujidos digitales, oscilaciones parabólicas, ecuaciones rítmicas y aullidos mecánicos en la cocina virtual de su recóndito escondrijo, para lograr al fin una estructura blanda, cálida y suave, dónde sumergirse y fluctuar, inerte, entre las delicias sonoras. Placenta onírica de ecos misteriosos. Fragmento infinitesimal de su gran talento, que el Forjador emite para usufructo de los espíritus melancólicos que deambulan por las ondulaciones radiofónicas y aguardan, así, el alba.
El otro lado está mucho más afilado.

Sin embargo, el Forjador no está totalmente sólo, pues, suelen acudir a su cubil 25HOMBRES de espaldas al templo de Yahvé para pronunciar sus conjuros con agitación cacofónica, reavivando en él un fanatismo atávico que intensifica sus conexiones neuronales. Entonces se agita también, vibrando al unísono con sus invitados, y es éste el instante preciso en que aparece el GénioTápia con su discurso pulcro-aleatorio, conminando, requiriendo, exhortando, cuestionando, rebatiendo y afirmando enormes cantidades de ideas imposibles y apostando su vida, si es necesario, para defender el mayor sinsentido que se haya podido escuchar. Compenetración babeliana de frenético fluir. Cabaret léxico de melodías sincopadas y demenciales.
Dadá continúa despierto, sus pies sumergidos en un charco de acero: Escrúpulos busca.
Suburbio Azul y la mermelada reseca en paredes de melamina.
La Sección de Sigilo avanza sin demora hacia el centro de nuestros cerebros para embalsamarlos con su particular halo de sones que embriagan y transportan a mundos anexos de sensaciones inconscientes. No en vano, forman parte indivisible ya, del paisaje conceptual que atisbamos desde la atalaya de nuestra percepción, como las miles de voces que arañan la música, causándole dulces heridas, y remodelando a cada instante este universo extático del que no sabemos salir.
Dijo que lo entendía, pero vi en sus ojos que no.
El Forjador tiene sueño. La dulce caricia de un sonido tenue le hace cosquillas en el alma. Su trabajo es indefinido, pues sabe que nunca habrá un número de fetiches que pueda considerar suficiente, y es la hora de que Morfeo lo tome en sus brazos al son de una distante nana, para sumergirle, de nuevo, en la leche de sus sueños.
Y aunque Dadá seguía de pié se durmió.

Paiting by 1MUJER